La nota (y no musical, precisamente) la dio el Intendente de Vicente López, Enrique García. Los organizadores de la Municipalidad le habían solicitado al maestro Castro armar un programa especial para el evento (al que denominaron pomposamente Noche de Gala), pero el Intendente García hizo mutis por el foro y no apareció, ni tampoco los funcionarios del área de Cultura de la Municipalidad, con lo cual toda la primera fila del teatro, y la mitad de la segunda, quedaron vacías.
En términos generales el desempeño del director, la orquesta y las voces estuvo a la altura de las circunstancias y el público aplaudió mucho y se retiró satisfecho. Sin embargo, no están de más algunas aclaraciones que servirán para que el disfrute del espectáculo en futuras presentaciones –de hecho el 9 de diciembre volverán a presentarse en esta sala, - sea óptimo.
El concierto comenzó con la ejecución de un cuarteto para flauta y cuerdas en Re Mayor, versión para conjunto de cámara. Al principio el flautista, Carlos Tornadú, tuvo varias imprecisiones (que pudo advertir un neófito), tal vez por abrir el concierto con una obra de esa envergadura, lo cual no impidió apreciar el valor de la partitura ni tampoco el hermoso sonido del solista.
Luego siguieron fragmentos de La Flauta Mágica (Die Zauberflöte), con la actuación destacable de la soprano Paula Podestá, que interpretó a Pamina, la hija de la Reina de la Noche (la obra relata la huída del príncipe Tamino, por un bosque perseguido por una serpiente, y la ayuda que recibe de tres hadas al servicio de la Reina de la Noche).
El piano estuvo a cargo del director de la Ópera Estudio de Vicente López, Daniel Trufero. Con un piano de concierto, o al menos con un buen piano tradicional, la labor de Trufero, de impecable interpretación, hubiera lucido mucho más. Pero tuvo que contentarse con un teclado digital con limitada amplificación.
Es curioso que el Municipio de Vicente López no pueda asignar un piano decente para el Cine Teatro York, que esté a la altura de los espectáculos que tan dignamente están produciendo la Orquesta y la Ópera Estudio de Vicente López.
El director eligió el Réquiem para cerrar el espectáculo. Solo se ejecutaron ocho, de las doce partes que componen la obra, y Castro prometió que el 9 de diciembre presentará la versión completa, ya sin el compromiso para una "noche de gala", donde Mozart estuvo presente, pero los funcionarios –como si fuera un mitin político de resultado adverso- prefirieron pegar el faltazo.
Gustavo Camps