La celebración transcurrió en forma pacífica, una nota de singular relevancia luego de los graves disturbios registrados en los alrededores del estadio de Nueva Chicago, en Mataderos, que incluyeron la muerte de un simpatizante.
Los jugadores del plantel azulgrana se treparon al travesaño de uno de los arcos y desde la altura se sumaron a cada muestra de éxtasis que desplegaban los hinchas desde las cuatro tribunas del estadio.
En ese marco, el plantel cumplió con el ritual de completar una "vuelta olímpica" dentro del campo de juego, mientras desde las gradas bajaba un aplauso cerrado.
Diego Cagna, el entrenador, recibió las mayores ovaciones. Y en ese contexto el técnico ratificó su voluntad de regalarle al plantel un vehículo, cuyo valor alcanza los 50 mil pesos, en un gesto que remeda lo que hizo Ramón Díaz durante los festejos del título de San Lorenzo.
El clima de celebración, sin embargo, no impidió que los jugadores de Tigre lanzaran sus quejas contra el operativo de seguridad en el estadio de Chicago, donde el vestuario visitante fue asaltado por un grupo de hinchas al término del partido.