Al igual que en los partidos ante All Boys y Boca Juniors, Carrizo no mostró seguridad en una jugada clave, ya que en la ocasión no logró contener un remate desde muy lejos de Jonathan Ferrari, quien a los 29 minutos de la segunda parte igualó el marcador.
Cuarenta y cinco minutos antes Leandro Caruso había desatado un carnaval en el Monumental colmado de expectativas, al conectar de taco un centro de Mariano Pavone. Pero la fiesta no tuvo un final feliz. El primer tiempo tuvo buen ritmo y mostró a un equipo nervioso y con pocas ideas, como River, y otro, San Lorenzo, que intentó ser protagonista bloqueándole la mitad de la cancha al elenco millonario y aprovechando la velocidad de Juan carlos Menseguez y del uruguayo Juan Manuel Salgueiro.
Por momentos el visitante consiguió desarrollar su plan y, aunque no generó demasiado peligro, manejó bien la pelota con Néstor Ortigoza y Leandro Romagnoli, pero le faltó ajustar el último pase.
River dependió demasiado de Lamela, quien se movió por todo el frente de ataque y alternó buenas y malas. La mejor jugada del estratega riverplatense llegó a los 19 con una maniobra individual que terminó en una buena tapada de Pablo Migliore.
En la réplica San Lorenzo estuvo a punto de marcar. Romagnoli llegó al fondo por derecha, tiró el centro y en el medio del área no llegó por poco Salgueiro.
River, con sus limitaciones, intentaba atacar, pero estuvo contenido por las bandas y tanto Caruso como Pavone quedaron desconectados del resto.
Hasta que a los 29 los delanteros se iluminaron y gestaron la jugada que le permitió a River irse la descanso en ventaja. Pavone peleó una pelota por derecha, superó a Cristian Tula con un caño y envió un centro bajo que Caruso de taco envió a la red ante la sorpresa de Migliore.
Después el partido no cambió demasiado y a San Lorenzo le siguió faltando inteligencia para llegar al empate.
En el segundo período San Lorenzo arriesgó con el ingreso del paraguayo Pablo Velázquez y tuvo más presencia en el área ante un River que especuló y no logró resolver un cotejo que parecía tener en sus manos.
A los 25 el paraguayo cabeceó en el área un córner de Menseguez y la pelota salió apenas desviada al lado del palo derecho. Fue un aviso.
Cuatro minutos más tarde, Jonathan Ferrari, quien recién había ingresado, tomó la pelota apenas pasada la mitad de cancha y desde 30 metros sacó un remate alto que iba derecho a las manos de Carrizo, pero al arquero se le escurrió y el balón ingresó lentamente hasta el fondo de la red. A partir de entonces River fue un cúmulo de nervios y le facilitó los caminos a un San Lorenzo que con Romagnoli como estandarte hasta pudo haberse llevado la victoria.
