La situación límite del equipo argentino en la Copa América y los silbidos reprobatorios que habían caído sobre él en Santa Fe tras el empate sin goles ante Colombia derivaron en los pedidos de apoyo de Sergio Batista y Diego Maradona, quienes seguramente no esperaron provocar semejante reacción.
Sin embargo, la pasión de los hinchas desbordó el colmado estadio Mario Alberto Kempes una infinidad de veces, esbozando un oleaje blanco y celeste que se rindió a los pies del crack del Barcelona.
La emoción que irradiaban los cincuenta y siete mil corazones que llenaron el estadio alcanzó a su vez, por momentos, el calor del fuego, como al reclamarse con gritos e insultos el ingreso del cordobés Javier Pastore.
Y la hoguera misma estalló en la agonía del capítulo inicial, cuando, después de insistir e insistir, un rebote llegó al pie del "Kun" Agüero y las bocas gritaron el gol tan ansiado.
Sin embargo, lo más hermoso fue que la intensidad con la que los espectadores vivieron el encuentro fue el fiel reflejo de la entrega que tuvo el equipo argentino sobre el césped.
"Olé, olé, olé, olé, Messi, Messi", fue uno de los gritos más escuchados en la noche cordobesa, al igual que el "Pastore, Pastore" para reclamar el ingreso del flaco cordobés, quien recién entró a los 34 minutos del segundo tiempo por Gonzalo Higuaín.
La gente se quedó con las ganas de gritar un gol de Messi, pero no de mimarlo como pocas veces antes aquí en el país.