22.08.2012 - 14:46 | Deportes

Edgardo Paruzzo tras ser transplantado: “Me cambió la vida y pude volver a jugar con mis nietos”

Edgardo Paruzzo, ex goleador de Tigre, es el trasplantado número mil de las operaciones con cobertura del IOMA en el período 2002/2012. Con el mensaje de donar órganos es dar vida, autoridades de la institución, el Cucaiba y médicos de la Fundación Favaloro conmemoraron su operación.

Edgardo Paruzzo

Con 58 años, el ex jugador y goleador de Tigre, Edgardo Paruzzo, esperó durante mucho tiempo un hígado, luego de ingresar en lista de espera para recibir un trasplante hepático en la Fundación Favoloro, una de las instituciones que presta este tipo de servicio con la cobertura del IOMA.

“Tengo una mala noticia, tenés una enfermedad muy grave”, le dijo el médico a Edgardo cuando pasaba sus días en la cama y con una dieta estricta, como consecuencia de una cirrosis por Hepatitis B que lo limitaba a una pésima calidad de vida.

Junto al presidente del IOMA, Antonio La Scaleia; el jefe de la Unidad de Nutrición, Rehabilitación y Trasplante de Intestino de la Fundación Favaloro, Gabriel Gondolesi; y el presidente del Cucaiba, Adrián Tarditti; Edgardo contó su historia de vida y convocó a través de BA noticias a la donación de órganos.

“Como sucede siempre dejos de la familia, uno no toma conciencia. Yo que estuve esperando mucho tiempo el trasplante, me di cuenta cuán necesario es donar los órganos” señaló Paruzzo y recordó que “cuando se termina una vida puede empezar otra más”.

Su trasplante fue el número mil realizado con cobertura del IOMA en el período 2002/2012 gracias a un doble trasplante: a partir de un hígado de un donante fallecido pudo operarse él y también un niño que estaba esperando la intervención en el Hospital Garraham.

“Ahora va a tener un doble cumpleaños”, aseguró La Scaleia con respecto a la vida de Edgardo, que festejó su natalicio el 17 de agosto pasado y que volverá a celebrar el año que viene, cuando se cumpla un año de la operación que le permitió “recuperar calidad de vida con excelencia”.

Durante el diagnóstico, las frases que se le cruzaron por la cabeza fueron las del shock de las malas noticias: “nunca tuve nada”, “no me puede tocar a mí”, “no estoy para un trasplante”. Sin embargo, luego de la operación y del período de recuperación, el paciente aseguró que volvió a vivir.

“El trasplante me cambió la vida, la cama la veo a la noche cuando me voy a dormir y puedo jugar con mis nietos. Estoy demasiado bien. Ya tengo ganas de volver a jugar a la pelota”, señaló Edgardo mientras agradeció la atención que le brindaron en el IOMA y en la Fundación Favaloro.

“No me volvería a trasplantar -bromeó- pero siempre estuve como en mi casa, no tengo palabras de agradecimiento”, concluyó Paruzzo. En el mismo tono, los médicos también resaltaron que aumentó de peso y que “no puede parar de comer”.

Cada operación, desde que se diagnostica la enfermedad, hasta la intervención, requiere de la participación de más de cien profesionales de la salud, y fundamentalmente, de un donante. Por ello es muy importante que la gente se concientice y se sume a la donación.