La planta afectada por la caída de las ventas es la misma a la que el 2 de agosto pasado asistió el presidente Maurcio Macri para la inauguración de las nuevas instalaciones con la que la marca pretende duplicar la capacidad de elaboración de jarabe de maíz de alta fructosa, insumo clave en la industria de la alimentación.
La medida, que en los hechos es una suspensión de trabajadores con goce de haberes, fue tomada en la fábrica de Arroyito, donde la marcha fue fundada en 1951, con una proyección que la llevó a exportar a 120 países en la actualidad.
Carlos Simonovich, delegado del STIA en la planta, dijo a la prensa local que los trabajadores están “preocupados” porque temen que la firma inicie una serie de despidos si las ventas no remontan en el corte plazo.
“Nos dicen que es por falta de producción. Hay camiones que siguen saliendo con mercadería pero hay mucha preocupación. Es la primera vez que nos pasa este adelanto de vacaciones”, aseguró el delegado de STIA.
Los trabajadores aclararon que no están evaluando tomar medidas de fuerzas porque, a pesar de tener que quedarse en sus casas durante una semana de manera forzada, no sufrirán descuentos de salario.
Por lo señalado por los propios operarios de la firma, la alimenticia atraviesa el mismo problema que muchas otras: sobrestock de mercadería por la caída en ventas producto de la recesión económica.
Arcor es la principal empresa de alimentos del país, el primer productor mundial de caramelos duros del mundo y el principal exportador de golosinas de Argentina, Brasil, Chile y Perú, según datos de la compañía.
La marca -conducida desde 1993 por Luis Pagani- posee unas 40 plantas industriales: 30 en la Argentina, 5 en el Brasil, 3 en Chile, 1 en México y 1 en el Perú, en las que trabajan unas 21.000 personas.