La esperanza de vida en el continente americano aumentó a 75 años, casi cinco más que el promedio mundial
La esperanza de vida en el continente americano aumentó a 75 años, casi cinco más que el promedio mundial, según un informe difundido hoy por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), que sin embargo advierte que "las enfermedades emergentes y las no transmisibles, que causan cuatro de cada cinco muertes anuales, continúan siendo un desafío".
"La población de las Américas ha ganado 16 años de vida como promedio en los últimos 45 años, es decir casi dos años por quinquenio. Ahora una persona que nace en el continente puede aspirar a vivir hasta los 75 años, casi cinco años más que el promedio mundial", informó el comunicado difundido hoy por el organismo.
El informe, que reúne datos de los últimos años en los distintos países que conforman el continente, concluyó que "se estima que el 81% de las personas que nacen hoy en la región vivirán hasta los 60 años, mientras que 42% de ellas sobrepasarán los 80 años".
"Sin embargo, el aumento de la esperanza de vida no ha significado más años de vida sin discapacidad. En 2015 se estimó que la esperanza de vida saludable promedio en las Américas era de 65 años", indicó el documento.
Además de la ganancia en años de vida, el reporte destacó como éxito la reducción en la mortalidad materna e infantil, así como la disminución de los casos de malaria (62% menos entre 2000 y 2015), lepra (10,1% menos entre 2010 y 2014), mortalidad por sida (67% entre 2005 y 2015), y la eliminación de la transmisión endémica de la rubéola (2015) y del sarampión (2016).
La directora de la OPS/OMS, Carissa Etienne, sostuvo que "vivimos más años y morimos menos por causas que podemos evitar, pero esa ganancia no ha sido equitativa y afirmó que debemos tomar medidas urgentes para combatir las inequidades y que todas las personas en las Américas tengan acceso a servicios de salud y a condiciones como acceso al agua potable, educación y vivienda digna.
Según el informe, las enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, las respiratorias crónicas, el cáncer y la diabetes, siguen al frente de las principales causas de mortalidad en la región provocando cuatro de cada cinco muertes anuales; en tanto, se prevé que en las próximas décadas habrá un aumento debido al crecimiento de la población, el envejecimiento, la urbanización y la exposición a factores de riesgo.
"En las Américas la tasa de obesidad, uno de los principales factores de riesgo para padecer una enfermedad crónica, duplica el promedio global (26,8% frente a 12,9%)", en tanto "el 15% de la población mayor de 18 años (62 millones) vive con diabetes, un porcentaje que se ha triplicado durante la última década".
En relación a la mortalidad por enfermedad cardiovascular, la publicación indicó que "si bien ha disminuido casi 20% en promedio en una década, ésta sigue siendo la principal causa de muerte en la región" y advirtió que "1,3 millones de personas murieron de cáncer en 2012, 45% de ellos en forma prematura, es decir, antes de los 70 años".
Otros desafíos a enfrentar son las lesiones causadas por el tránsito, que representaron el 12% de las muertes en 2013, así como también las altas tasas de homicidios que colocan a 18 países de América Latina y el Caribe entre los 20 principales en todo el mundo.
"Además, los cambios en el ambiente, en los estilos de vida y los desplazamientos poblaciones han colaborado en parte al surgimiento de enfermedades infecciosas emergentes, como el zika y el chikungunya", explicó el documento "Salud en las Américas + 2017".
Por otra parte, entre 2010 y 2016, la región enfrentó 682 desastres naturales, el 20,6% del total mundial y esos desastres tuvieron un impacto económico estimado en más de 300.000 millones de dólares.
Las enfermedades emergentes y las crónicas, que generan discapacidad y requieren cuidados durante muchos años, son un obstáculo para el desarrollo, indicó Etienne, que instó a conseguir "sistemas de salud fuertes, flexibles e integrados para responder eficazmente a las nuevas amenazas y a las necesidades de una población envejecida.