El fiscal de juicio, Mariano Magaz, había pedido pena máxima para “homicidio agravado criminis causa”. Esa calificación se sostiene cuando el crimen se comete para ocultar otro delito, en este caso el intento de robo.
Todo sucedió en Ignacio Corsini y Pampa, frente al barrio privado “Las Glorias”. Las cámaras de seguridad captaron toda la secuencia. Esto fue clave para lograr identificar a los asaltantes y detenerlos. Uno de los vigiladores escuchó el disparo y vio cómo dos personas escapaban. Cuando salió a ver qué pasaba, Albino estaba muerto en la calle.
El primero en caer preso fue Sergio Oscar Petrini (22), alias “Oscarcito”. Lo encontraron en la casa de su madre, a diez cuadras del lugar del hecho. Los dos ladrones eran vecinos de Albino, vivían en el mismo barrio. Después la Policía fue tras Marcelo Hernán Gorosito (24), alias “El Rubio”.
Durante la instrucción del caso, los dos acusados se habían negado a declarar, pero en el juicio confesaron.
“Estoy arrepentido, todo sucedió como lo dijo el fiscal. Yo tengo dos hijas chiquitas. Tuve una ‘probation' en la Federal por un robo agravado, y no supe aprovechar esa oportunidad”, dijo Petrini. Y reconoció: “El que llevaba el arma ese día era yo, y el que disparé fui yo también. No lo voy a negar”. Su cómplice, Gorosito, declaró: “Yo no tuve intención de lastimar a nadie, no pensamos que iba a pasar esto y que iba a terminar así, pero una cosa llevó a la otra. La idea era sólo robarle a este chico, pero después pasó lo que pasó. Estoy arrepentido”.
“Aquí no se mató ‘para' sino ‘por'. En el caso, por no haber logrado los autores el fin propuesto al intentar otro delito” (el robo). En palabras prestadas, este agravante castiga la conducta de aquel que mata por despecho, resentimiento, frustración o mal querencia”, dice el fallo, según Télam.
Los jueces Alberto Ortolani, María Elena Márquez y Gonzalo Aquino consideraron que fue un típico homicidio “por resentimiento”, ya que la víctima no quiso entregarles la mochila y por eso fue ejecutada.