De todas maneras, el expediente judicial se ha mantenido en estricta reserva, ya que tanto la víctima, como alguno de los presuntos sospechosos son menores de edad, al margen del alerta que despertó entre las autoridades que se trate de un suicidio inducido.
A partir del hallazgo del cuerpo sin vida de la chica, de nombre Selene y quien cursaba el 1º año en la escuela secundaria Nº 14 Juana Azurduy de Ingeniero Maschwitz, se abrió una investigación por “averiguación de causales de muerte”, que enseguida sumó un elemento clave, al ser hallada un celular una serie de imágenes con toda la secuencia de los minutos previos a la trágica determinación.
Según publicó el Diario Popular, en el teléfono móvil de la niña también aparecen el intercambio de mensajes en el chat de WhatsApp con el adolescente, de 18 años, quien ya fue citado a declarar, al igual que los hermanos mayores de la víctima, de 17 y 19 años, como otras personas de su entorno.
“De las pericias de esos celulares que fueron secuestrados, sin dudas, surgirán elementos fundamentales para avanzar en el esclarecimiento de la causa.
Todo es materia de análisis, tanto el del suicidio inducido mediante un juego de las redes sociales, como otras motivaciones, ya que nada se descarta”, se indicó, en medio de los comentarios que han trascendido en esta populosa barriada del partido de Escobar y el respeto al duelo que, por estas horas, está llevando adelante la familia de la nena.
Más allá del rasgo distintivo de este desgraciado episodio, en el que la niña filmó con su celular toda la secuencia previa a quitarse la vida, y pese a que persisten las dudas sobre lo ocurrido, la hipótesis que siguen manejando los investigadores es que se trató de un suicidio inducido.
En tal sentido, comenzó a profundizarse la posibilidad de estar ante una situación vinculada con el Juego del Momo, de origen japonés y que ya se ha expandido a través de las redes sociales a todo el mundo.
Según trascendió, Selene fue hallada en la noche del domingo por su hermano mayor colgada de un árbol en el fondo de su casa, ubicada en las calles Nahuel Huapi y Evaristo Carriego del populoso barrio Doña Justa de Ingeniero Maschwitz, mientras que a un costado, quedo tirado su teléfono celular.
En la vivienda los más chicos de una familia numerosa dormían sin advertir qué estaba ocurriendo.
