“Esta muestra nos entra en el corazón a partir de viajeros europeos del siglo XVIII que llegaron a estas tierras con diferentes propósitos y necesidades y nos cuentan un mundo relevante que sigue existiendo porque nos constituye en lo que somos. Y también lo hace con Ignacio Ezcurra, viajero del siglo XX, que nos narra un mundo exótico y vuelve a sus pagos, como dice otro cronista de La Nación, Carlos Reymundo Roberts, por la puerta grande, la de un museo pequeño e inmenso a la vez, que cuenta la historia de todos los argentinos”, dijo Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria general de Cultura de San Isidro.
Así, la iniciativa de esta Subsecretaría, con la colaboración del diario La Nación y el auspicio del Grupo Asegurador La Segunda, refleja el singular encuentro de dos mundos, el Viejo y el Nuevo, plasmado en crónicas ejercidas con máquinas de escribir y fotográficas, con plumas y pinceles.
Uno de los tesoros de la muestra curada por Jaureguiberry, Patricio López Méndez y Cecilia Lebrero, también responsable de Documentación y Registro del museo, son las 29 acuarelas de autor anónimo, cada una con su título, como Modo de Pescar a Caballo, y detallados epígrafes que registran costumbres rurales de la época virreinal y se constituyen en la primera crónica visual y relatada conocida del Río de la Plata. Una serie muy pocas veces exhibida, del coleccionista Mario López Olaciregui, que entra en diálogo con dos acuarelas del destacado Prilidiano Pueyrredón, prestadas por el Museo Nacional de Bellas Artes.
“Aunar todos los dispositivos de esta muestra, con sus crónicas en pinturas, fotos o en la tapa de un diario, y hacerlos dialogar con la muestra permanente en un recorrido del siglo XVIII al XX fue un enorme desafío superado, según las primeras impresiones del público que nos está visitando”, expresó Lebrero.
A su vez se exhiben escenas de la Guerra del Paraguay descriptas en el álbum del pintor suizo Adolfo Methfessel que dialogan con las láminas del inglés Emeric Essex Vidal, en su Picturesque Illustrations of Buenos Aires and Montevideo 1816-1819, unas de las pocas imágenes que se conservan del Buenos Aires colonial. El recorrido incluye dos obras del pintor peruano José Gil de Castro: los retratos del Coronel Federico Bermúdez (cedido por el Museo Histórico Nacional) y de Carmen Zaldívar de Lynch, que invitan a reflexionar sobre el rol del retrato en tiempos de la Independencia y de un Estado que necesita de la imagen para reafirmarse.
Los textos a modo de crónica, con o sin intención, aparecen en la carta que Juan Martín de Pueyrredón, dueño de la casa, al frente del Ejército del Norte le envió a José Chiclana, del Primer Triunvirato, relatándole su situación, y en el famoso libro Cocina Ecléctica, de Juana M. Gorriti (1890), cedido por la Academia Nacional de Letras. Y también en Ezcurra.
En las vitrinas, su celeste Lettera 22 junto a su cámara fotográfica, el carnet de periodista, un texto escolar titulado Carta a un amigo antes de que me fusilen, y el icónico y estudiado Reportaje al poder negro (1967) sobre el conflicto racial en los Estados Unidos. Fotos de sus viajes, sometidas a un trabajo de recuperación para esta muestra, cuelgan de las paredes y un video ofrece la mirada que sobre él tienen tres destacados periodistas y escritores, Jorge Fernández Díaz, Leila Guerrero y Matilde Sánchez.
“Es lindísimo que todo esto ocurra en San Isidro. Estoy muy agradecida por el entusiasmo y cariño con el que se está llevando a cabo la muestra que refleja la vocación periodística de mi papá y su mirada candorosa, y a la vez aguerrida y audaz, que tenía sobre los hechos”, comento Encarnación Ezcurra.
Ezcurra fue el quinto de doce hermanos, estudió periodismo en la Universidad de Missouri, Columbia, comenzó a trabajar en La Nación en 1962 y en sólo seis años llegó a la madurez profesional que a otros les puede llevar décadas. A fuerza de convicción y persistencia fue enviado por el diario a Vietnam, donde murió asesinado en mayo de 1968, a los 28 años, en el convulsionado barrio de Cholon.
“La crónica es un instrumento indeleble, un género universal ejercido por periodistas, fotógrafos, pintores y espías que implica acercarse y conocer la realidad con todos sus matices, y darla a conocer. Ignacio dominaba cabalmente todos los registros de la crónica, con su pluma y sus fotos, de lo más ligero como un adiestrador de palomas mensajeras a lo más trascendental como el conflicto racial en Estados Unidos o la Guerra de Vietnam. Como bien lo definió Manuel Mujica Láinez, un cronista absoluto”, dijo Reymundo Roberts, impulsor de la muestra.
Viajeros en el tiempo podrá visitarse martes y jueves, de 10:00 a 18:00, y los fines de semana, de 14:00 a 18:00. Los fines de semana de noviembre a febrero el museo abre de 15:00 a 19:00. Con entrada gratuita.