Fuentes judiciales informaron que La audiencia será a las 11 ante el Juzgado Correccional 6 de San Isidro, a cargo de Hernán Sergio Archelli, pero por los recaudos por el coronavirus las partes participarán de manera remota y Tablado (45) lo hará desde la Unidad 46 de San Martín, donde está detenido.
Edgardo Aló, padre de la víctima de Tablado y uno de los damnificados en esta causa, asistirá a la fiscalía de General Pacheco, ubicada en la calle Entre Ríos 559, para presenciar la audiencia junto al fiscal de juicio de Tigre Diego Callegari, quien estará a cargo de la acusación.
“Le voy a pedir al juez que haya una condena ejemplar. Espero que la Justicia tenga esta vez un sentido común y que no le apliquen otra puñalada a Carolina Aló como en 1998, cuando no bastaron 113 puñaladas para darle perpetua a este chacal”, dijo hoy a Télam Aló.
“La violencia de Tablado es peor que el Covid-19 porque no se tapa con un barbijo ni se cura con su libertad, sino con una inyección de condena a perpetua”, agregó el padre de la víctima.
Sin embargo, en esta causa, donde está preso con prisión preventiva, Tablado enfrenta una imputación por “desobediencia reiterada” (dos hechos), delito contemplado en el artículo 239 del Código Penal, que prevé una pena de 15 días a un año de prisión como máximo.
Fuentes judiciales indicaron a Télam que, tal como también desea Aló, el fiscal Callegari se opondrá a la posibilidad de que la defensa de Tablado proponga acordar una pena en un juicio abreviado y pedirán que se haga sí o sí el debate oral.
El riesgo que se corre es que si el juez no dispone la realización del debate en los próximos dos meses, el 16 de diciembre Tablado cumplirá un año preso, plazo de la pena máxima para este delito.
En el requerimiento de elevación a juicio –al que tuvo acceso Télam-, el fiscal de Rincón de Milberg, Sebastián Fitipaldi, dio por acreditado que “el día 19 de octubre del 2020 entre las 15.20 y las 17 aproximadamente, el aquí imputado se desplazó caminando por el puente Sacriste, ubicado en Av. Libertador San Martín cruzando la calle Lavalle de la localidad y partido de Tigre”.
Tablado quedó grabado por las cámaras de Tigre caminando junto a sus hijas mellizas por ese puente, con barbijo, lentes oscuros, bermuda y una remera azul.
El fiscal señala que desobedeció e hizo caso omiso a la resolución dictada por la jueza de Familia 2 de Tigre, Silvia Sendra, en la que le prohibía acercarse a menos de 500 metros del domicilio o -como en este caso-, el lugar de trabajo del denunciante Aló, en la Dirección Nacional de Migraciones de Tigre, ubicada a 150 metros de donde Tablado pasó caminando.
Fitipaldi señaló en su acusación que, con esa “conducta delictiva”, Tablado logró “perturbar e intimidar el orden y tranquilidad del Sr. Edgardo Aló, haciendo caso omiso a la orden dictada por autoridad competente antes mencionada”.
Pero a tablado le imputaron un segundo hecho de desobediencia porque la misma jueza también le había impuesto otra perimetral que lo obligaba a usar una tobillera electrónica, para que no se acerque a menos de 300 metros de su exmujer, Roxana Villarejo -con quien se casó en la cárcel en 2007, luego se separó y amenazó de muerte, hecho que le valió una segunda condena-, y que también incluía a sus hijas,
Según la fiscalía, de esa disposición que también suspendía el contacto con sus hijas, Tablado había sido notificado un día antes de violarla.
Al ser indagado en este expediente, Tablado se defendió diciendo que sólo le habían notificado los domicilios particulares de Aló y sus parientes, pero que desconocía cuál era el laboral de su exsuegro, y también dijo que ese 19 de octubre, el encuentro con sus hijas se dio de común acuerdo con su exmujer, con quien dijo tener una "excelente relación", y con la supervisión de su suegra.
Para Fitipaldi, el acusado estaba debidamente notificado de todas las perimetrales y consideró que “el descargo ensayado por Tablado no alcanza para conmover el cuadro de imputación que pesa en su contra”.
En mayo pasado, en esta misma causa, la Cámara de Apelaciones de San Isidro le negó al imputado el arresto domiciliario con monitoreo de tobillera en la casa de sus padres en Tigre o en la de su nueva pareja, una joven que vive en la ciudad cordobesa de Bell Ville y a quien nunca vio en persona, sino solo de manera virtual.
El crimen de Carolina Aló (17), uno de los casos más resonantes de la historia criminal argentina, ocurrió el 27 de mayo de 1996 en la casa de la familia Tablado, en la calle Albarellos 348 de Tigre.
Luego de tener relaciones sexuales y discutir por celos, Tablado, por entonces de 20 años, persiguió a su novia por varios ambientes de la casa y la mató de 113 puñaladas aplicadas con cuatro armas blancas halladas en la escena: una cuchilla de cocina, dos cuchillos de mesa Tramontina y un formón de carpintería.
En 1998 fue condenado a 24 años de prisión por "homicidio simple" pero en 2013 sumó la segunda condena por amenazar a su exmujer y su exsuegra y se le unificó una pena única de 26 años y seis meses que debía agotarse a fines de 2022.
Por el beneficio de la derogada Ley del "2x1" y los cursos que hizo en prisión como "estímulo educativo", el cómputo de la condena se le redujo y la pena se le dio por concluida el 28 de febrero de 2020, cuando abandonó la Unidad 21 de Campana, se fue a vivir a la misma casa de Tigre donde hace 24 años cometió el femicidio y luego, en diciembre, fue detenido por esta causa.