En tanto, la ampliación de la indagatoria para María Ninfa “Nina” Acosta, la empleada de las víctimas que estuvo 13 días detenida por el caso acusada de “entregadora”, que estaba prevista para esta mañana, quedó suspendida a pedido de su propia defensa.
El equipo de fiscales de Vicente López a cargo de la causa, integrado por Alejandro Musso, Martín Gómez y Marcela Semería, tomó ayer una de las testimoniales que le quedaban pendientes, la del suegro del acusado, Miguel Sánchez.
El hombre vive en General Villegas, se dedica a la actividad rural y su testimonio era importante porque es el dueño del departamento de la calle Virrey Arredondo 2465 del barrio porteño de Colegiales que él habitaba esporádicamente cuando venía a Capital Federal y que le prestaba a su yerno para que usara de oficina.
El departamento es clave para los fiscales porque Del Río (47) quedó filmado llegando allí en su camioneta Mercedes Benz a las 20.02 del día del crimen y permanecer 50 minutos.
Según la hipótesis de la acusación, allí realizó una parada post parricidio para ir a bañarse y descartar evidencia clave, como cuando se lo ve saliendo por el hall de ese edificio con una bolsa de tela pesada en la que creen que llevaba el DVR con las grabaciones de las cámaras de la casa de sus padres y regresar con la misma vacía.
“No dudó en afirmar que, por su manera de caminar, se trataba de su yerno Martín Del Río”, dijo a Télam uno de los investigadores judiciales, quien precisó que el suegro lo identificó cuando los fiscales le exhibieron las grabaciones del sospechoso al que llaman el “caminante encapuchado” que quedó filmado llegando el día del hecho a la casona de Vicente López a las 17.33 y saliendo a las 18.30.
A su vez, los representantes del Ministerio Público le mostraron el video en el que, durante su indagatoria, hicieron caminar a Del Río por un pasillo de la fiscalía, y el suegro dijo que el esposo de su hija no caminaba así y que se notaba que estaba fingiendo.
Este es el tercer testigo que ya reconoció por su modo de caminar -zigzagueante, con pasos cortos y levantando las rodillas-, a Del Río como el sospechoso de los videos que cubierto con buzo con capucha, barbijo y gorra, caminó ida y vuelta unas 30 cuadras entre Núñez y Vicente López, para llegar y salir del sitio del doble asesinato.
Ante lo habían identificado ante los fiscales su hermano, Diego Del Río, y la agente inmobiliaria con la que mantenía una relación extramatrimonial.
“Este hijo de puta nos cagó la vida”, fue otra de las frases que Sánchez dijo a lo largo de su testimonial en la que, según las fuentes consultadas, comprometió a Del Río.
Además, entre otras cosas, explicó que a su llegada a Buenos Aires le llamó la atención que había toallas colgadas en el baño que daban la sensación de que alguien se había bañado, lo que reafirma la sospecha de los fiscales respecto a que Del Río luego de hecho fue allí no sólo a descartar evidencia, sino también a ducharse.
En cuanto a la ampliación de la indagatoria que estaba programada para hoy para “Nina” Aquino en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Vicente López Este, voceros judiciales explicaron a Télam que quedó suspendida luego de que ayer el abogado de la imputada, Hugo López Carribero, presentara un escrito para desechar aquel pedido que había formulado cuando su clienta aún estaba detenida por el caso.
“Nina” (64), quien trabajó 12 años en la casa del matrimonio asesinado, estuvo detenida casi 13 días como sospechosa de haber “entregado” el hecho, entre otras cosas por las sospechas que sobre ella plantó el ahora detenido Del Río ante los investigadores, aunque cuando la causa apuntó hacia el hijo menor de las víctimas, el juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa, ordenó su liberación.
El abogado jubilado, expolicía y comerciante José Enrique Del Río (74) y su esposa María Mercedes Alonso (72) aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno-, el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.
Su hijo menor, Martín Del Río, fue detenido el 7 de septiembre como autor de un presunto doble parricidio, y quedó imputado por “doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego”, delito que prevé como única pena la prisión perpetua.
Para el equipo de fiscales, el comerciante que heredó los negocios de su padre fue quien el 24 de agosto por la tarde llegó a la casa de la calle Melo, con alguna excusa convenció a sus padres para subirse al auto Mercedes Benz E350 estacionado en la cochera y los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros desde el asiento trasero, para luego simular un robo en la propiedad y huir de la escena del crimen.