Todos los años la feligresía se congrega en la Basílica de Luján para pedir y agradecer a la Virgen, y participar de la misa, en esta oportunidad con el marco del calor sofocante que afecta a gran parte del país.
Una de las fieles que llegó hoy a Luján, María Alejandra, le dijo a Télam: “Tengo fe. Vine a pedirle a la Virgencita que me ayude porque perdí un ojo. Le vine a pedir que me dé fuerzas para seguir, pero además, vine a pedirle que haya paz y tranquilidad en el país”.
Por su parte, Delia destacó: “Hace 30 años que vengo a Luján. Vengo de Paso, partido de Pehuajó. Vengo a agradecer y a pedir. Trabajo en un hospital, así que viví la pandemia desde cerca. Todos los años vengo con mi hija, y hoy también vine con mi nieta. Llegamos y prendemos una vela blanca”.
En tanto, para Irma, la visita de este año “es para agradecer porque mi marido tuvo un problema de salud y le pedí a la Virgen por él. Ella lo sacó adelante porque le amputaron una pierna y hace un mes tuvo un ACV, pero yo siempre confié en que ella podía sacarlo adelante. Y lo hizo por eso estoy acá para agradecer. Vine desde Avellaneda y me quedo en la misa. La Virgen es todo para mí”.
Antonio en cambio, hizo una promesa para toda la vida “por eso vengo desde hace 42 años todos los 8 de diciembre. Recuerdo que hace 15 o 20 años atrás no se podía caminar de la gente que había. Me sorprende ver tan poca gente hoy. Puede ser por el calor o por la situación económica, porque subieron los precios de todo. Vengo a pedir y a agradecer. Espiritualmente me hace muy bien venir acá. Vengo en micro, escucho la misa y cuando me voy, me siento mucho mejor”.
Por último, otro peregrino expresó: “Vengo a pedir que la Virgen que ayude a cambiar el país y que abra una luz en el mundo porque todo está yendo para atrás. Los gobiernos no hacen nada en ningún país, y en el nuestro menos y eso se nota. Se nota en la calle el sufrimiento de la gente”.
“Necesitamos un milagro de la Virgen para salir adelante”, concluyó.
Miles de historias personales recorren la peregrinación que año a año visita la Basílica de Luján, en un acto que si bien tiene una connotación religiosa, tiene asimismo un profundo sentido social.
En esta fecha se recuerda la Inmaculada Concepción de María que, según la tradición católica, significa que fue concebida en el seno de su madre, Ana, sin el pecado original, fruto de una relación entre ésta y Joaquín, los nombres tradicionales con los cuales se reconoce a los padres de la Virgen.
Esta festividad se celebró por primera vez en España en el año 1644, pero fue declarada como día festivo en 1854 por el Papa Pío IX.
En Argentina, como país católico, se proclamó a esta festividad feriado nacional.