En Argentina, el sistema de salud enfrenta una crisis severa debido a la escasez de médicos y el aumento en las cuotas de las prepagas, afectando tanto a las obras sociales como a la atención médica pública y privada. Actualmente, hay 40 médicos cada 10 mil habitantes, pero en las provincias este déficit es aún mayor. Cada año, egresan aproximadamente 4 mil médicos, pero faltan pediatras, clínicos, ginecólogos, y especialistas en terapia intensiva infantil y neonatología.
Las guardias y consultorios están desbordados, sin distinción del tipo de gerenciamiento sanitario. Este colapso se vio exacerbado por el aumento en las cuotas de las prepagas, que no solo afectó a los bolsillos de los afiliados, sino que también repercutió en la calidad y puntualidad de la atención médica.
La Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (Cadime) ha solicitado incluir la salud como política de Estado dentro del "Pacto de Mayo", proponiendo un "Acuerdo Federal Sanitario". Este acuerdo busca la democratización de las decisiones, formación de consensos, transparencia y publicidad de los actos y procedimientos en el ámbito de la salud.
La falta de políticas de Estado en salud ha resultado en un sistema deficiente en acceso, cobertura y calidad de atención, según Cadime. Esta situación se refleja en los turnos de la medicina pública, privada y sindical, los cuales no son suficientes debido a la creciente disputa por recursos escasos.
La Confederación Médica de la República Argentina (Comra) había advertido sobre la crisis estructural antes del aumento en las cuotas de las prepagas, afirmando que "la salud está quebrada" y que la disponibilidad de profesionales con experiencia es limitada, con muchos optando por trabajar en el exterior debido a los bajos salarios.
Se estima que un 15% de los profesionales renunciaron a ser prestadores por la crisis en el sistema sanitario. Esta renuncia afecta tanto al sector público como privado, ya que los salarios y honorarios no son competitivos. Los médicos buscan mejores propuestas laborales y calidad de vida, sintiéndose sobreexigidos al tener que trabajar desde temprano hasta la noche.
El Ministerio de Salud, dirigido por Mario Russo, ha intentado descentralizar la salud permitiendo la libertad de precios a las prepagas y permitiendo a los afiliados a obras sociales reorientar sus aportes. Sin embargo, la redefinición de competencias con provincias, municipios y el sector privado es crucial para la creación de una Agencia Nacional de Salud.
En Tierra del Fuego, la ministra Judit Di Giglio destacó la crítica situación en recursos humanos, aunque señaló que otras profesiones de la salud como kinesiología, odontología y psicomotricidad tienen más postulantes. Di Giglio mencionó que el tiempo de formación para los médicos, actualmente de diez años, está bajo revisión.
Además, los médicos especializados trabajan entre 80 y 90 horas semanales, incluyendo guardias de 24 horas, lo que desanima a los jóvenes a seguir esta carrera. Las especialidades básicas, como pediatría, clínica médica, ginecología, terapia intensiva infantil y neonatología, son las menos elegidas.
La ministra Di Giglio resaltó la conexión a Internet y la historia clínica digital en todos los centros de salud en Tierra del Fuego como un avance significativo. También mencionó la necesidad de revisar la dedicación exclusiva de los profesionales y la posibilidad de opciones part-time, aunque no ha habido grandes cambios en ingresos o egresos del sistema.
La sinergia entre el sistema público y privado en Tierra del Fuego, facilitada por las comunidades pequeñas, permite a los pocos médicos disponibles atender en múltiples lugares, optimizando los recursos limitados.