Los festejos de cumpleaños de Wanda Nara dejaron a los vecinos del exclusivo country Santa Bárbara de Tigre entre quejas, ruidos y movimiento hasta altas horas de la madrugada. La celebración, organizada por la mediática para su 38° cumpleaños, terminó con intervención policial y la posibilidad de una sanción económica significativa.
La fiesta, que se desarrolló en la residencia de Nara, fue un evento lleno de lujo y extravagancia. Bajo la temática “Bad Bitch”, la anfitriona recibió a familiares y amigos con un estricto dress code en negro, globos de colores vibrantes y una piñata con premios poco convencionales. Entre los invitados destacaron figuras como Donato De Santis y Maru Botana, quienes colaboraron con la gastronomía, además de participar activamente en los festejos.
Música, shows en vivo y vecinos indignados
El evento no solo se caracterizó por la opulencia, sino también por los espectáculos en vivo. Wanda Nara, junto a su pareja L-Gante y Karina La Princesita, brindaron actuaciones musicales que, según los vecinos, se extendieron mucho más allá del horario permitido.
Pasada la medianoche, los residentes comenzaron a quejarse por el alto volumen de la música y el constante movimiento de vehículos. Una vecina denunció que, pese a las advertencias de seguridad, la empresaria “no modificó en absoluto el desarrollo de la fiesta”.
Finalmente, la Policía intervino cerca de las 12:30. A pesar de las exigencias para reducir el ruido, Nara respondió desafiante: “A ella no le importó nada y dijo que le cobraran la multa”, según relató la periodista Majo Martino.
Un barrio en tensión
La magnitud del evento provocó que incluso vecinos a tres kilómetros de distancia se quejaran del estruendoso ruido. En el chat del consorcio, las críticas fueron inmediatas, y se especula que Wanda podría enfrentar una multa de hasta medio millón de pesos. Sin embargo, la cifra no parece preocuparle.
Cuando la fiesta finalmente concluyó, la empresaria acompañó a L-Gante a otro evento, evidenciando que su energía y actitud desafiantes no disminuyeron.
En Santa Bárbara, mientras tanto, el silencio volvió, pero el enojo vecinal persiste. La celebración dejó al descubierto las tensiones entre la mediática y el resto de los residentes del country, quienes buscan poner un freno a este tipo de excesos.