El Gobierno nacional comunicó este martes una serie de modificaciones en la Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos, con el objetivo de fortalecer la regulación sobre productos procesados y ultraprocesados. La actualización introduce cambios en el cálculo de nutrientes críticos como azúcares, grasas y sodio, e incorpora restricciones más estrictas para la publicidad y promoción dirigida a niños y adolescentes.
Los nuevos estándares adoptan el modelo de perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), lo que implica una revisión de los parámetros actuales. Según explicaron desde el Ministerio de Salud, se establecen límites más bajos para la inclusión de sellos de advertencia en los envases, que informan al consumidor si el producto es "Alto en" azúcares, sodio, grasas saturadas o calorías.
El subsecretario de Estrategias Sanitarias, Juan Manuel Castelli, destacó: “Estas modificaciones buscan garantizar una información más clara y precisa al consumidor, promoviendo elecciones más saludables en su alimentación”. Además, se especificó que los nuevos criterios también abarcan edulcorantes y cafeína, cuyo consumo por parte de niños y adolescentes será objeto de mayores controles.
Cálculo más exigente para nutrientes críticos
Con la nueva normativa, los valores máximos permitidos para considerar un producto como saludable se reducirán. Por ejemplo, los alimentos procesados deberán tener un contenido de azúcar inferior al 10% de su valor energético total para evitar el sello de advertencia. Lo mismo aplica a las grasas saturadas y al sodio, cuyos umbrales se ajustaron para alinearse con estándares internacionales más exigentes.
Los sellos no solo informarán sobre los niveles de nutrientes críticos, sino también sobre la presencia de edulcorantes artificiales o cafeína. Este cambio busca desalentar el consumo de productos dirigidos a públicos sensibles, como niños, quienes suelen ser más vulnerables a estrategias de marketing.
Impacto en la publicidad y promoción
Otra de las novedades más relevantes es la ampliación de las restricciones a la publicidad. Las modificaciones prohíben de manera total la promoción de alimentos con sellos de advertencia en medios masivos de comunicación, plataformas digitales y puntos de venta. Esto incluye tanto anuncios dirigidos específicamente a niños como estrategias promocionales que utilicen personajes animados, celebridades o influencers.
Según el nuevo reglamento, las empresas que no cumplan con estas disposiciones enfrentarán sanciones económicas y deberán retirar inmediatamente las campañas infractoras. Este punto ha generado tensiones con ciertos sectores de la industria alimentaria, que consideran excesiva la medida.
Cronograma de implementación
El Ministerio de Salud detalló que las empresas tendrán un período de adaptación de seis meses para los nuevos criterios de etiquetado y publicidad. Durante este tiempo, se prevé una supervisión más estricta por parte de las autoridades sanitarias para garantizar el cumplimiento de la ley.
Sin embargo, algunas organizaciones provinciales han expresado dudas sobre la capacidad de fiscalización en ciertas regiones. Por su parte, el sector empresarial ha manifestado preocupaciones sobre los costos asociados con la adaptación, especialmente en lo referente al rediseño de envases y reformulación de productos.
Un paso hacia la transparencia alimentaria
Desde su sanción, la Ley de Etiquetado Frontal ha buscado ser una herramienta clave para combatir la malnutrición y enfermedades crónicas asociadas con una dieta poco saludable. Con estas nuevas modificaciones, el Gobierno busca reforzar su impacto en la sociedad argentina, fomentando una alimentación más consciente y saludable.
Estas medidas son parte de un compromiso más amplio de Argentina con las recomendaciones internacionales en materia de salud pública, marcando un precedente en la región por su estricta normativa y supervisión en el mercado alimenticio.
