El 2024 concluye bajo el signo de la Inteligencia Artificial, y el 2025 promete seguir esta misma tendencia. La IA se perfila como una de las grandes invenciones de nuestra era, un motor de innovación que ya ha transformado numerosos sectores, incluido el del gaming. Sin embargo, mientras abre puertas a nuevas oportunidades, también trae consigo riesgos y desafíos éticos que requieren atención y una gestión responsable.
Entre los principales beneficios de la IA en el gaming destaca la personalización de la experiencia del usuario. Esta tecnología se utiliza para crear desafíos y contenidos basados en el comportamiento del jugador, adaptando niveles, pruebas y obstáculos a sus preferencias. Este enfoque permite una experiencia más inmersiva y atractiva, pero requiere recopilar grandes cantidades de datos, muchas veces sin que los usuarios sean plenamente conscientes de ello. Por ello, resulta fundamental garantizar la transparencia e informar adecuadamente a los jugadores.
A pesar de los riesgos asociados a la gestión de datos, la c también tiene un impacto positivo significativo: puede desempeñar un papel crucial en la promoción del juego responsable. Gracias a su capacidad para monitorear y analizar el comportamiento de los usuarios, es capaz de identificar patrones, estilos y hábitos que indiquen dependencia, permitiendo así intervenciones proactivas. ¿Cómo? Por ejemplo, restringiendo el acceso en casos de comportamientos de riesgo.
Esta perspectiva fue confirmada por Yohan León, CMO de Tragaperrasweb: “En el contexto del juego de azar, la IA puede ser utilizada para fomentar comportamientos responsables y prevenir. Los algoritmos permiten monitorear los patrones de comportamiento de los jugadores e intervenir rápidamente para ofrecer apoyo o sugerencias útiles”. “La Inteligencia Artificial ya se emplea para supervisar el comportamiento de los jugadores y detectar posibles anomalías, contribuyendo así a combatir la adicción y el juego ilegal”, concluye.
Sin embargo, para aprovechar plenamente su potencial, es necesario contar con un marco normativo claro y actualizado. En esta dirección apunta el trabajo de la Unión Europea, que ha desarrollado regulaciones específicas destinadas a minimizar los riesgos y garantizar la seguridad de los usuarios. Pero, como han señalado varios expertos, para que estas medidas sean eficaces, es esencial que se implementen y cumplan de manera uniforme. El caso es similar al de otros sectores, como el de la información y la comunicación, donde resulta crucial etiquetar y hacer identificables los contenidos generados o manipulados por IA.